jueves, 7 de marzo de 2013

Donde quiera que hayas ido.

A veces no te escribo porque no me salen las palabras. Otras, no lo hago porque derramo demasiadas lágrimas. Otras, simplemente, duele.
Pero en mi mente, te escribo mil palabras por minuto. Palabras vacías, que pueden no decir nada y a la vez decirlo todo. Lo importante no es lo que digan, sino que están presentes, que estás presente. En mi, en el recuerdo, en la historia, en la memoria.
Lo eres nada, lo eres todo. Lloro, río, me alegro y te odio. ¿Estás bien, te funcionó?
Yo estoy sólo. Me dejaste así.
¿Te veré de nuevo? Quiero pensar que si, pero si llega ese momento no sabré que decirte.
¿Me vas a cuidar como yo te cuidaba?
Tal vez sea más bonito echarte de menos que estar contigo. Quedan recuerdos, quedan tus sonrisas grabadas a fuego en mi retina, sonrisas contadas, y carcajadas sin fuerza en mis tímpanos. Queda todo esto, eso se mantiene vivo... pero no quedas tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario