jueves, 14 de marzo de 2013

Para escribirte lo que nunca te digo.

Tú, y tu descaro ante todo, frente al mundo entero, con esos aires de superioridad (que son sólo una careta), para luego llegar a casa y no poder mirarte ni al espejo, porque te rompes en mil pedazos, cuando te ves y te odias, sumergiéndote en ese deseo de ser otra persona.
Y sabes que eres tu mayor enemigo, tu reflejo, tu cuerpo (Si, ese de ahí, el que te mira con ojos de pena).
Y te llenas de odio, odio a ti misma.
Pero es contradictorio cuando pides que te quieran si no te quieres a ti misma. Pero es que es peor que eso, cuando pides respeto, y eres el primero en perderte el respeto a ti mismo, castigándote.
Quiérete. Aunque sea un poco. Quiérete, que nadie te va a querer más que tu misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario