Y ese miedo a encontrar a nuestra mitad. Un espejo de carne y hueso.
Y ese miedo a alejarnos de esa mitad. ¿Por qué? Piensa que, si es tu mitad, la volverás a ver (ninguna mitad es capaz de ser sin su otra mitad) y los reencuentros son extraordinarios.
Y ese miedo a mostrar nuestros sentimientos por miedo a que nos hagan daño, ese miedo inexplicable.
Y el miedo a la inmensidad. A resultar insignificante.
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De lo que tengo miedo, es de tu miedo. |
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