jueves, 4 de abril de 2013

La luz de la que todos hablan.

Contaban por ahí que cuando se apagan las farolas, algo da luz. No es el ocaso, aún no ha llegado, sigue siendo de noche, pero la ciudad ya se apaga. Y aún así, hay luz. Nadie sabe de dónde viene. ¿Dónde está? No es la luna. No son estrellas... no es ese tipo de luz. Es desconocida, por eso da miedo.

Es sólo un momento.

Siempre me daba miedo, me despertaba de pequeño, pensando en la hora que era. Igual por eso me daba miedo dormir con la luz apagada.

Pero un día, el cuento se hizo historia. Y de la historia, un recuerdo. Se acababan de apagar las luces de la calle cuando salimos de aquel bar. Resaca de besos, agarrado a tu mano sin saber cómo habíamos acabado así, y sueño, mucho sueño. Pero más ganas de más, y menos de todo, pero todo de más. Y en ese momento, pensé 'no abras los ojos, es la hora de la que todos hablan...'
Pero cerraste los ojos a medida que acercabas mis labios. Y todo luz. (No hizo falta ni abrir los ojos para notar como entraba a través de los párpados, chocando en mi pupila, besándose con ella) Como un interrupor táctil, de cables en mi lengua, de labios en los míos.

Eras tú, creo, esa luz de la que todos hablan. O no, o igual eres sólo mi luz. Habrá que inventarse de dónde viene la de ellos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario