martes, 2 de abril de 2013

Primer asalto.

Porque esta noche quiero escribirle a tu piel que me encanta; Con una caricia, grabarte a fuego.
No quiero límites. 
No quiero aire entre nosotros, no quiero voces, ni miradas, que el tacto hable, que tu pelo escriba y tus dedos no callen.
Que nos rompamos en mil pedazos y las sábanas nos curen. Olor de besos y miradas de amor, y espera, joder, ¿notas esa caricia? ¿notas tu pierna reptando por la mía? No sé a qué sabe, tal vez sea hora de dar paso a los mordiscos. No hay luz, porque no se puede ver. Ni hay sonido, porque no se puede escuchar. Hay algo, algo especial, algo que no soy yo, y que tan siquiera eres tú.
Es como una caricia eterna, ¿la notas? Que sí, es eso, de lo que quieras hacer, que te dice que haré lo que quieras, que seré quien tú quieras.
Respira. Te ahogas, lo noto. Es un escalofrío, pero ya se va.
Es una batalla entre tu pelo y mis dedos, nosotros somos diez. Vosotros ganáis en número, yo gano por mis ganas.
Y a primera hora de la mañana, en ese segundo interminable entre la última caricia y la primera mirada, recordaremos la batalla. Sin perdedores, tú, ganadora, yo, conformista, y mis dedos en tu espalda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario